La epilepsia es un trastorno derivado del funcionamiento anormal de un grupo de neuronas (células nerviosas) que se produce de forma esporádica en una zona concreta del cerebro. Se manifiesta en forma de crisis recurrentes que pueden ser convulsivas o no, como en el caso de las ausencias.
Según la definición de la International League Against Epilepsy (ILAE), se considera que una persona tiene epilepsia cuando sufre
Una alteración cerebral caracterizada por la predisposición permanente para generar crisis y por las consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales derivadas de esta condición siendo posible su diagnóstico tras una crisis aislada (no provocada).
Se trata de una enfermedad crónica que puede controlarse en un alto porcentaje de casos, siempre y cuando esté bien diagnosticada y reciba el tratamiento adecuado.
Cómo hemos dicho la epilepsia se manifiesta en distintos tipos de crisis que podríamos clasificar en tres grandes grupos:
- Crisis focales
- Crisis generalizadas
- Crisis de origen desconocido
¿Qué hacer ante una crisis?
Existen diferentes tipos de crisis epilépticas pero la manera de actuar ante ellas sigue una secuencia similar. Las crisis convulsivas comienzan cuando la persona pierde el conocimiento, se pone rígida de pronto, cae al suelo y empieza a sacudir el cuerpo. Ante una crisis parcial, sin embargo, la persona parece confusa, indiferente, realiza movimientos automáticos (ruidos con la boca, movimientos torpes con las manos, deambulación…). También podría manifestar comportamientos inapropiados que pueden confundirse con una intoxicación por drogas o alcohol.
En cualquier caso es muy importante tener en cuenta el siguiente protocolo de actuación:
Cómo actuar ante una crisis convulsiva
Qué hacer ante una crisis convulsiva:
- Mantener la calma, ya que una vez iniciada la crisis, no la podremos detener.
- Retirar los objetos peligrosos del área de seguridad
- Proteger a la persona para que no se haga daño: poner algo blando debajo de la cabeza, aflojar la ropa que esté muy ajustada que pueda dificultar la respiración y retirar las gafas o cualquier objeto que pueda hacerle daño durante la crisis.
- Con cuidado poner a la persona de lado, en la posición de seguridad, para que cualquier líquido en la boca pueda salir sin causar peligro.
- Mirar con un reloj la duración de la crisis convulsiva. Si dura más de cinco minutos llamar al 112.
Cuando la crisis finalice debemos acompañar a la persona hasta que se recupere y permitir que descanse si lo desea
Cómo actuar ante una crisis de ausencia:
Cosas que NO se deben hacer nunca:
- No forzar a la persona para que abra la boca ni ponerle nada dentro
- No trasladar a la persona a otro sitio
- No tratar de aplacar las convulsiones, no tratar de parar las convulsiones
- No intentar despertar a la persona, no gritarle ni sacudirle
- No darle agua, alimentos o medicación ninguna vía oral mientras dura la crisis
Cuándo solicitar ayuda médica los servicios de urgencias
- Si la crisis dura más de cinco minutos
- Si la crisis se repite en un corto periodo de tiempo
- Si la persona no se recupera por completo después de descansar un rato tras la crisis
- Si ha habido un traumatismo importante durante la crisis
- Si la persona que ha tenido la crisis es una mujer embarazada
- Si la persona que ha sufrido la crisis no padece epilepsia y puede necesitar tratamiento por otra enfermedad aguda.
¿Y cuál es la situación en España?
Ante la dificultad de hacer una aproximación exacta, debido a que no hay un registro oficial de pacientes, se calcula que en nuestro país hay alrededor de 400.000 a 600.000 personas epilépticas. Esto sitúa el índice de prevalencia en casi el 1% del total de la población (10 casos por cada 1.000 habitantes).
Sin embargo, al haber disparidad de metodologías en los estudios realizados, los resultados también son distintos, aumentando la prevalencia hasta el 18%, y la prevalencia activa entre el 3,82 y el 6,3%.